Rincones Cotidianos

viernes, mayo 18, 2007

Aquello que nos avergüenza

Muchas veces nos da vergüenza expresar quienes somos y nos avergonzamos de lo mejor que podemos dar.

Nos avergonzamos de ser humanos, de querer, de sentir, de llorar, de sonreir...

En el bog de Nat, me encontré algo muy bonito, que reproduzco a continuación.


EL BURRO Y LA FLAUTA
de Monterroso


Tirada en el campo estaba desde hacía tiempo una Flauta que ya nadie tocaba, hasta que un día un Burro que paseaba por ahí resopló fuerte sobre ella haciéndola producir el sonido más dulce de su vida, es decir, de la vida del Burro y de la Flauta.

Incapaces de comprender lo que había pasado, pues la racionalidad no era su fuerte y ambos creían en la racionalidad, se separaron presurosos, avergonzados de lo mejor que el uno y el otro habían hecho durante su triste existencia.


Sería bonito que no nos dé pena ser como somos, dar y recibir amor es lo mejor que se puede hacer y uno nunca debe apenarse de haber creido, porque el amor no es nada sin la fe y la esperanza!

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viernes, mayo 11, 2007

Huyendo de ti

Ahora que quiero andar los caminos debo aprender a desandarlos,
a no seguir tus sinuosas curvas, rehuir tus pendientes,
a no ir donde me llevan el vaivén de tus caderas,
dejar de ser preso en el azar de tus acciones,
para luego echarme a morir porque no obtengo las respuestas,
porque no encuentro los caminos.

Es que estoy en el punto muerto que significa
buscar tus huellas, mapear tus rutas, pero no para seguirlas
sino para huir de ellas, para esquivarlas,
y entre más trato de ignorarlas más me doy cuenta de que están ahí,
aprendo a donde llevan, se cuales son empinadas,
distingo entre las de bellos paisajes y las de tenebrosas grutas,
entre más huyo de tu presencia más aprendo de ti...

Cuanto más se difumina tu imagen más se graba en mi retina,
y el sol da más fuerte y la luz es mayor...

Y me pregunto, ¿será que esto no tiene fin?
O que sé donde está pero le huyo...
Porque en realidad todo dice que mi corazón no quiere terminar sin ti...

domingo, mayo 06, 2007

Cirugía Mayor

Hace días que no escribo por aquí y es que estoy sin palabras. Me encuentro en una situación delicada, yo no sé nada de medicina, pero siempre he pensado que una de las operaciones más delicadas y difíciles que puede existir es la que se lleva a cabo para separar unos siameses, pues la intención es separarlos con las menores consecuencias posibles y es difícil porque normalmente los dos comparten muchas órganos y sus funciones vitales están relacionadas, algunas veces hay que tomar decisiones dolorosas.
Y es que me encuentro en un procedimiento quirúrgico a nivel sentimental, la ilusión no fue suficiente y además es cierto eso de que el amor todo lo puede, algunas veces por amor uno debe hacerse a un lado y tratar de no dañar a alguien a quien se le ama montones y de muchas formas diferentes, porque ahí es donde está la parte difícil, tengo que separar a esos siameses, los dos tipos de amor que tengo por ella, mi cariño de amigo, de siempre, inmenso y mi querer de hombre, y necesito que el primero de ellos salga intacto, no me puedo dar el lujo de perderla. Los pronósticos son los peores, ya una buena amiga me vaticinó “Ud. y ella van a dejar de ser amigos” y yo no quiero ese resultado.
El problema son esos “órganos en común” donde no existen fronteras entre mi amor de amigo y mi amor de hombre, donde tengo que decidir si hay que dejarlo morir o si puede seguir vivo, pero con otra forma de ver, otra forma de sentir, otra forma de entender.
La verdad está resultando doloroso hacer esas separaciones, porque vienen a colación los viejos fantasmas, los viejos fracasos…

“Esto es un tornillo, una espiral, un ciclo,
Esto de no tenerte y buscarte en pechos desconocidos,
En un nombre que no recuerdo, en un vientre al que no vuelvo,
Es un punto más a la lista de fracasos que guardo en el cajón, junto a tu recuerdo…”
Edgar Oceransky



Y salen a mi auxilio personas a las que no tengo por qué importarles y se les agradece, de todo corazón y demuestran que no tenés que estar 20 años en la vida de alguien para que te consideres su amigo, te demuestran que le importas a alguien, a quienes menos esperabas y entre los auxilios la más inesperada de las amigas me dice aquello de “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”, y lo dice con toda la mejor intención, pero la verdad yo no quiero que se arrepienta de haberme perdido, eso me haría más infeliz, porque si estoy pasando por algo tan doloroso para que ella no sufra, además de por mi bien es por el bien de ella, porque la verdad yo no quiero llevarla al punto en que tenga que pasar por la dolorosa experiencia de resolverlo por su cuenta.
Lo más duro de comprender la realidad es que no estoy dispuesto a seguir jugando para no perder, o juego para ganar o me retiro de la partida y la verdad que no estoy dispuesto a perderla.
Y por eso no escribo en el blog, porque sólo tengo cabeza para esto y no creo que a nadie le interese estar leyendo el valle de lágrimas en que esta convertida mi vida los últimos días.